Vemos mejor con los ojos cerrados
y el silencio es nuestro mejor mensaje,
evangelio del caos de la mente.
Este momento y el posterior y el siguiente
modelan lo que somos: percepciones permanentes.
Pero ninguna de estas percepciones dura suficiente.
Lo efímero es la vida, toda la vida,
en este mundo y en los otros,
menos nosotros.
Porque nosotros,
siendo conciencia,
podemos darle dirección
y percibir si vale la pena.